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1. Unión Europea. El proyecto de construcción europea. La democracia y sus reglas de juego

Iniciamos este viaje artístico por la democracia con un conjunto de obras que materializan visiones positivas e interesantes sobre la realización del proyecto europeo.

A finales de los años ochenta, Françoise Schein realizó una serie de paneles, similares a relieves, cuyas referencias formales pueden reconocerse en los planos urbanísticos de las grandes ciudades modernas o en los mapas de infraestructuras y vías de comunicación (líneas de metro y tren, carreteras, aerovías). Su Ideoglyphe Européen (1988) consiste en una laberíntica plantilla de rutas y direcciones entrecruzadas, sobrepuestas a una superficie metálica intencionadamente oxidada; una red de caminos sinuosos entre los cuales titilan diminutas bombillas eléctricas colocadas en los puntos que ocuparían las capitales europeas de la Unión sobre el mapa del continente. El conjunto está coronado por una fila de pequeños relojes con los husos horarios, que, según la intención de Schein, deberían ponerse en hora como un signo de entendimiento y de acuerdo entre los países: “mettre des montres à l’heure = signe de l’entente, accord”.

En 1997, cuando se adquirió y presentó la obra de arte en el Parlamento Europeo, Schein definió este relieve como una «obra abstracta que aborda de hecho el tema de la construcción europea. Este trabajo, que describe las fronteras de un continente en marcha y en pleno auge, se concibió dos años antes de la caída del Muro de Berlín. Anticipando un acontecimiento que sacudiría Europa tras la Segunda Guerra Mundial, hice esta escultura tras haber vivido en Nueva York durante diez años, un largo período de ausencia y extrañamiento que sin duda me permitió comprender, gracias a esa mirada desde fuera, la cohesión que existe entre todos los países de Europa, la cohesión creada por un solo pueblo: los europeos”

Schein también definió Ideoglyphe como la primera de una larga serie de obras de gran formato que había iniciado en 1989. Su proyecto internacional de arte urbano, desarrollado en diversas estaciones de metro de capitales europeas, también adoptó un motivo fundamental: la red, con el objetivo de expresar la estrecha relación entre el conocimiento y la democracia.

Otro objeto emblemático que aborda la función clave del Parlamento Europeo como motor de la democracia parlamentaria en el continente es European Parliament (1979). Su autor, John Vassar House, diseñó un objeto que recuerda a una gran brújula, un astrolabio o un instrumento de navegación que, simbólicamente, representa un momento específico de la historia del proyecto europeo, ocurrido en 1979:

“La obra del Parlamento Europeo conmemora las elecciones de 1979 y representa un momento en el que varios países europeos están a punto de adherirse. Los países existentes, con su peculiar forma de cuña, forman parte de un anillo que configura un círculo sólido. Los nuevos miembros están preparados para unirse como parte de una fuerza centrífuga”.

Además, la morfología de la escultura incorporó una referencia significativa al reparto de poder dentro de la Comunidad Europea:“El pequeño anillo laminado gira en torno a in eje de tres púas, que corresponden al Consejo, a la Comisión y al poder judicial, y es una representación del engranaje de las funciones no legislativas”.

Estos principios inspiradores se tradujeron en un fascinante mecanismo rotatorio, una brújula o un reloj imaginario que, con una inclinación dinámica en su eje, marca los movimientos de una acción coordinada entre los países que conformaron la Unión Europea en 1979 y los que estaban a la espera de unirse en breve.

Habiendo diseñado esta escultura como una «conmemoración visual del momento histórico de la celebración del primer sufragio universal para el Parlamento Europeo», Vassar proporcionó algunas pistas más sobre su significado: «Los elementos en forma de cuña del anillo son los nueve países miembros, cada uno de los cuales tiene un tamaño acorde a su capacidad de voto. Sus superficies externas expresan la individualidad de los países, mientras que la superficie interior del anillo representa su fusión en una sola unidad: el Parlamento Europeo. Tres movimientos contrarios al sentido de las agujas del reloj en el interior del anillo llevan, respectivamente, a Francia y Alemania, el Benelux e Italia y Dinamarca, Gran Bretaña e Irlanda, como una cronología de la reciente cooperación europea. Grecia está preparada, a la espera de entrar en el círculo. La base, que simboliza al electorado, está compuesta por un flujo de diversas corrientes políticas sobre las que se asienta toda la estructura parlamentaria. Estas corrientes confluyen como fuerza cinética, dando impulso a las actividades del Parlamento”.

La sala en la que residía el poder legislativo de la Comunidad Europea está representada en Hémicycle Strasbourg (1987), que muestra una vista del hemiciclo en una sesión plenaria presidida por P. Daenkert en 1987, extraída seguramente de una fotografía de la época e interpretada pictóricamente por John Goudie Lynch con exactitud documental y precisión técnica.

Cerca del otro gran hemiciclo del Parlamento Europeo, en Bruselas, desafiando a la gravedad, se alza la monumental Confluences (1989), del escultor belga Olivier Strebelle, una de sus obras más audaces desde el punto de vista técnico. El artista erigió un verdadero árbol de acero, con un fuerte tronco cilíndrico que se eleva y despliega en lo alto un gran número de tubos agrupados en haces que se cruzan, se separan y se mecen sobre el atrio del edificio Spaak. Una estructura orgánica y libre que simboliza, según sugiere el título, ese ámbito de confluencias y encuentros, de hermandad y buen entendimiento, al que deben tender las naciones europeas en sus intercambios y empresas comunes.

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