Antoni Clavé nació en Barcelona en 1913. Tras asistir a las clases nocturnas en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos y en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, que compaginaba con un trabajo de estudiante en un taller textil, el apetito de Clavé por el arte no hizo más que crecer. Al trabajar como pintor de obras se familiarizó con el uso de los pinceles y de otras herramientas, pero pronto cambió su puesto por una posibilidad que le surgió en la Cinematográfica Nacional Española, donde le contrataron para crear carteles de cine. Clavé vivió de trabajos culturales, publicitarios y decorativos hasta el estallido de la guerra civil española. Reclutado en 1937, consiguió un puesto como diseñador de carteles de propaganda. Clavé, como muchos otros, huyó a Francia cuando su ciudad natal cayó en manos del ejército franquista. Se las arregló para crear y mostrar sus obras cuando vivía en Perpiñán como refugiado sin papeles.
Víctima del siglo XX, Clavé se encontraba en París cuando los alemanes invadieron el país en 1940. Tras un intento fallido de huir a Venezuela, se quedó en la capital francesa donde instaló su primer taller. Una vez liberado, París ofrecía una gran variedad de oportunidades: exposiciones, círculos de artistas, colaboraciones con instituciones de prestigio para el vestuario y la escenografía.
La década de los años cincuenta marcó el inicio de la consagración internacional de Clavé a través de una serie de exposiciones fundacionales en la Galería Witcomb de Buenos Aires, en la Galleria dell’Obelisco de Roma, en la Galerie Drouant-David de París en 1953 y en la Galleria del Sole de Milán en 1954. Ese año, abandonó el diseño teatral para dedicarse a la pintura a tiempo completo. Su dedicación se vio recompensada en 1958 con una exposición en la Galerie Creuzevault de París. A partir de ese momento, abundaron los premios y las exposiciones individuales. En 1965 se instaló en el sur de Francia, pero pasó poco tiempo allí, ya que su arte recorrió el mundo. Toda esta atención culminó en una enorme retrospectiva celebrada en el Museo de Arte Moderno de París en 1978.
Una vez adoptado por el mundo, Clavé volvió a centrar su atención en su ciudad natal en la década de 1980. Numerosas exhibiciones y exposiciones itinerantes difundieron su talento en España, mientras su reputación continuaba creciendo de forma paralela en todo el mundo. El encargo por parte de Barcelona de una escultura monumental en recuerdo de la Exposición Universal de 1888 pone de manifiesto el éxito a nivel local del arte de Clavé. No dejó cosechar éxito hasta su muerte en 2005 e incluso con posterioridad.
El Centro de Arte Contemporáneo de la Fondation Fernet-Branca de Saint-Louis y la Galerie Beyeler de Basilea fueron los primeros en dedicar retrospectivas completas al artista, en 2006 y 2008, respectivamente. La ciudad de Barcelona organizó en 2013 festejos para celebrar el centenario del nacimiento del artista. En 2017 se publicó un catálogo razonado del corpus de Clavé.
