Nacido en Lyon en 1953, Jean-Phillipe Aubanel creció en Portugal, antes de acabar regresando a Francia para estudiar en las Academias de Bellas Artes de Aix-en-Provence, París y Lyon. Viajero por naturaleza, Aubanel continuó recorriendo el mundo. En la década de 1970 descubrió sucesivamente Túnez, Nueva York y los Países Bajos. Todos estos viajes influyeron en su obra inicial e inspiraron los rasgos definitorios de sus cuadros de esta época — paraíso, gallineros y pescadores. En 1977 fundó en Villeurbanne, junto a otros colegas, la galería «Lieux de relation», donde, hasta 1983, organizaron más de 70 exposiciones de artistas franceses y europeos.
El estilo artístico de Aubanel lo sitúa entre los «materialistas», un grupo de pintores que alcanzó relevancia en el decenio de 1980. El artista consigue que el observador perciba la materialidad de sus pinturas con gran minuciosidad y cuidado: la estridencia del color, superficies pavimentadas, barnices, secciones oscuras o rayadas. Además de estos elementos visuales, la figura humana surge como núcleo temático del corpus de Aubanel. Las máscaras ocupan un lugar destacado en su trabajo, en particular las derivadas de culturas no occidentales. Entre sus influencias más consolidadas y convencionales, cita a Matisse, Gauguin y Jorn, aunque también cabría establecer comparaciones con Chagall en cuanto a su representación de animales fantásticos. Diversos motivos animales, como peces y caballos, aparecen con frecuencia en las obras de Aubanel, así como autorretratos y trenes de alta velocidad. Los textos cortos también se abren camino en su corpus, acompañando la imagen en ciertas obras de arte.
En la década de 1980, el tema de la máscara adopta una faceta irónica, y acaba perdiendo toda levedad con el paso del tiempo — las máscaras se convierten poco a poco en calaveras, lo que confiere al motivo una gravedad mórbida que se acerca más en estilo a la tradición del memento mori. Esta trayectoria más oscura está en consonancia con aspectos del proceso creativo del artista, que se inspira en recuerdos de juventud, un apetito por la batalla, la concepción de cada lienzo como una lucha pero también como un placer lúdico y una aventura salpicada de sorpresas.
Aubanel también ha dedicado su tiempo a actividades artísticas más incidentales, prosperando en los ámbitos del teatro, la escenografía y el diseño de vestuario y la publicidad. El artista adaptó su estilo, su técnica y su medio para abordar estas diversas iniciativas.
