Bentemarie Kjeldbæk nació en Harlev en 1952. Graduada en la Escuela de Artes y Oficios de Copenhague (1969-1974), la Ny Carlsberg Gliptotek y la Real Academia Danesa de Bellas Artes (1976-1982), no compartió las inquietudes de la generación de «los jóvenes salvajes», de irrupción contemporánea a la artista. Esta postura le ha otorgado un toque más personal a su corpus.
Aunque enraizada en una tradición reconocible, su enfoque respecto a la pintura se basa en revisar, repensar y, en última instancia, rehacer. Además de su aprecio por la artesanía, que le permite manejar tanto los materiales como la historia, sus numerosos viajes a España parecen haber ejercido un impacto significativo en su producción creativa. De hecho, extrae de la península ibérica colores vivos y temas dramáticos como las representaciones de mercados, los bailarines de flamenco o incluso las corridas de toros. Todas estas escenas le permiten demostrar sus conocimientos técnicos y sublimar sus temas con su trabajo de los contornos, la composición de colores, la iluminación y el dinamismo general.
La propia artista nos permite acercarnos a esta influencia visible: «He estado en España y Portugal para dibujar los bocetos y he realizado una escala de color sencilla y concreta. Son los colores complementarios los que más me fascinan: rojo/verde, amarillo/violeta, azul/naranja. Se estimulan mutuamente, pero también transmiten el gris a la retina, lo que dota a los colores de calma. También utilizo este doble efecto en los colores en los motivos. La mujer española en el mercado con su pescado: aquí están los dos. La dama de la corte y la princesa en «Las Meninas» de Velázquez, que se expone en el Museo del Prado de Madrid. Las figuras provocadoras de Joan Miró, los zapatos de tacón de Salvador Dalí, la cabeza de toro que te mira, las figuras de cabezas y las figuras dobles, dos colores, dos figuras. Se necesitan muchos bocetos antes de que el correcto pase a formar parte de la composición básica, que pueden consistir en figuras dispuesta en vertical/horizontal, en círculo, en arco o en diagonal. Solo pinto con pigmentos de colores muy reales, y los extraigo yo misma en trementina francesa y resina de los abetos. Pinto sobre lienzos de lino belga tejidos a mano, que preparo en muchas capas delgadas de cola de cuero y blanco de titanio. Estos lienzos recios requieren marcos ciegos hechos a mano porque se tensan en el proceso. Me encantan las técnicas de pintura antiguas, que son las que veo en las grandes obras de los museos».
