Gary Sargeant nació en Abergele, Gales del Norte, en 1939. Hijo de un escayolista, Sargeant describe su atracción por la pintura como algo genético, instintivo: «Siempre he tenido esta necesidad de pintar, empecé a dibujar tan pronto como a caminar. Era algo inherente, nacido en mí, no algo que había aprendido».
Nació con un estrabismo incorregible y, cuando tenía cuatro años, se le cayeron unas gotas de zumo de lima en los ojos, dañándolos aún más. Su vista se fue deteriorando con la edad, lo que le llevó a padecer de ceguera en 1995. Pero, tal y como demuestra la historia, los problemas de visión nunca detuvieron a Sargeant.
Su carrera comenzó como pintor de escenarios para el Sadler’s Wells, el Covent Garden y el London Palladium. De ahí pasó al mundo de la televisión, primero en la ABC de Londres y luego en la Tyne Tees en la década de 1950. Aun así, siguió pintando de forma constante en su tiempo libre.
Inicialmente, se planteó el entorno televisivo como un trabajo a corto plazo, pero conocer a Val, su futura esposa, cambiaría considerablemente sus planes. Su primera exposición en solitario tuvo lugar en la Laing Art Gallery de Newcastle, el pueblo natal de Val. Las obras expuestas representaban cabañas de mineros abandonadas, pozos muertos y fábricas en desuso, temas que resonaban en la región.
Por desgracia, en 1974, la vista del artista se deterioró aún más tras una mala caída provocada por el estallido de una úlcera. Aunque recuperó parcialmente la vista en su ojo izquierdo, perdió definitivamente la visión en el derecho. El diagnóstico lo llevó a un período de fuerte depresión, que culminó en 1983, cuando la vista del artista «se apagó por completo, como una mecha». Posteriormente, fue ingresado en un hospital psiquiátrico. Dos personas le ayudaron a salir de las profundidades de su desesperación y a «salvar su vida»: su terapeuta Brian Tiffney y su esposa Val.
La terapia incluía exponer al artista al olor del pigmento, instándole a reaprender a dibujar y pintar, recordándole su talento y su potencial. Val le ayudaría durante todo el proceso, especialmente con la medición y la transferencia de medidas al lienzo. La técnica consiste en utilizar un palo de madera blanco, marcado con muescas a un dedo de distancia, para medir los elementos del paisaje. La longitud del palo se reduce en el lienzo a la longitud de su dedo y luego se traza minuciosamente con cinta adhesiva y trozos de Blu-Tack, que le entrega su mujer. A continuación, Sargeant toma el relevo y comienza a pintar, utilizando su memoria cromática y sus otros sentidos, como el tacto y el olfato. «Trabajo muy despacio porque no puedo ver lo que hago. Trabajo con el conocimiento de haber pintado toda mi vida y la percepción de conocer el camino por el lienzo».
Los cuadros resultantes son muy texturizados y matéricos. A los visitantes de sus exposiciones se les invita incluso a tocar los cuadros, rompiendo con los comportamientos habituales en una exposición.
Ya ha vendido obras a Dame Judi Dench y al violinista Sir Yehudi Menuhin, ya fallecido.
En la actualidad, Sargeant vive y trabaja en Beverly, cerca de Hull.
