Giuseppe Salvatori nació en Roma en 1955. Su investigación artística es una carta de amor y una reimaginación del arte italiano de vanguardia del siglo XX. La originalidad de su obra radica en una libre afiliación a multitud de movimientos modernos, sin adherirse demasiado estrictamente a ninguna de las reglas. Sin embargo, a diferencia de gran parte del arte posmoderno, su perspectiva del pasado no es cínica, sino auténtica y metafísica. En los años ochenta, su estética híbrida lo impulsó a la vanguardia del movimiento de la Nuova Figurazione.
Aunque recurre a diversas fuentes, lo abstracto y lo figurativo se combinan en representaciones de temas convencionales como la arquitectura, la naturaleza muerta y el paisaje. La caligrafía fluye con naturalidad en su obra lineal, la cartografía es evocada por los mapas, y el simbolismo está muy presente en forma de signos, iconos y otros ideogramas. La yuxtaposición de temas transmite un contraste entre la naturaleza y la cultura, mientras que la composición, generalmente libre, del color, el motivo y la imagen recuerda al surrealismo europeo.
A finales de los años ochenta, Salvatori pasó a trabajar al temple. Esta transición no solo le permitió producir a una escala mucho mayor, sino que también hizo que se alejara de las pinturas monocromas planas para combinar colores opacos y brillantes y producir una sensación visual y estructural de profundidad. Estas obras se presentaron por primera vez en la Bienal de Venecia de 1990.
En general, a lo largo de su carrera ha realizado exposiciones periódicas. En 1980 participó en dos exposiciones públicas sobre las últimas tendencias del arte italiano contemporáneo: i Nuovi-Nuovi en la Galería Municipal de Arte Moderno de Bolonia e Italiana: la nuova immagine en la Loggetta Lombardesca de Ferrara. Antes de su aparición en Venecia en 1990, expuso en la Bienal de Ankara en 1986.
Salvatori vive y trabaja en Roma.
