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Györgyi LANTOS


(1953)

Györgyi Lantos nació en Hódmezővásárhely en 1953. Estudió en la Magyar Képzőművészeti Főiskola (actualmente, Universidad de Bellas Artes de Hungría) en Budapest (1971-1976), donde conoció a su futuro marido y socio creativo Istvan Máté.

Ambos procedían de entornos humildes como hijos de comerciantes rurales, y adoptaron una filosofía de neutralidad típicamente húngara. De hecho, mientras se libraban diversas batallas en el ámbito de las bellas artes tanto en Hungría como en Europa, no solo entre los diferentes «ismos», estilos y tendencias, sino también entre personas y grupos en las décadas en torno al cambio de milenio, Lantos mantuvo su compromiso con el lema: «la discreción es la mejor parte del valor». Tanto ella como su marido siguieron su propia trayectoria, arreglándoselas en cualquier caso para seguir siendo relevantes y producir arte contextualmente significativo.

En su obra conviven dos aspectos íntimamente relacionados: una noble intención de demostrar algo, lo que es muy característico del desarrollo interno de la escultura húngara, y las grandes tradiciones del arte europeo, centradas en la vida, estilísticas y simbólicas, desde los griegos y los romanos, pasando por el Renacimiento y hasta la actualidad: Rodin, Strobl, Meštrović, Meggyesy y Manzù, por nombrar solo algunos.

La tradición aparece siempre en una forma adecuada, en un delicado equilibrio con la modernidad, que se enriquece con el uso soberano de las prácticas artísticas y las ideas propias de Lantos. La artista no se pierde en la maraña de las innovaciones formales. Su arte es una parte integral y orgánica de la corriente principal de la historia del arte. Sus mejores obras de arte contienen los grandes valores de la cultura europea. Al evocar cuestiones contemporáneas, ya sean artísticas o sociales, la respuesta que propone Lantos parece basarse siempre en el conocimiento clásico.

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