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Ioana BĂTRÂNU


(1960)

Ioana Bătrânu nació en Unirea/Felvinc en 1960. Como muchos de sus contemporáneos, Bătrânu asistió al Institutul de Arte Plastice «Nicolae Grigorescu» (Instituto de Bellas Artes Nicolae Grigorescu – actualmente la Universitatea Națională de Arte București) en Bucarest, graduándose en el departamento de artes gráficas en 1983. Sus primeras obras consisten en composiciones figurativas bicromáticas en blanco y negro que se inspiran en diversas fuentes como la cultura punk, la moda de los años cincuenta y las películas del oeste.

La década de 1990 marcó un giro más introspectivo para Bătrânu, alimentado por sentimientos de alienación y aislamiento. Las figuras de los medios de comunicación populares se dejan a un lado en favor de temas más personales y, a veces, más melancólicos, como jardines, vistas interiores y letrinas: todos los objetos y lugares que subrayan sentimientos y emociones que a menudo son periféricas respecto a la vida cotidiana y la sociedad. La tumba, concretamente la de su madre, y más tarde el cementerio, se convirtieron en motivos recurrentes a medida que la artista internalizaba su dolor, su pérdida y su necesidad de seguir adelante. Estas exploraciones autobiográficas coincidieron con su participación en Beyond Belief, una de las primeras exposiciones dedicadas al arte en Europa central y oriental organizada por el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago y comisariada por Laura J. Hoptman.

A pesar de poseer una clara identidad artística extraída de su experiencia personal, los críticos se han mostrado en su consideración de Bătrânu generalmente divididos. Históricamente, ha sido elogiada por ser plenamente impermeable a las tendencias contemporáneas y sus evoluciones (que en Rumanía se centraron en producciones artísticas inspiradas en misiones esotéricas, mitos nacionales, etc.), y por mostrar un nulo interés por tales tendencias, manteniéndose fiel a su interés por la realidad y la delgada frontera entre la subjetividad y la objetividad. Esto le ha permitido abordar las crecientes grietas que se plantean en la sociedad, como los contrastes entre la opulencia y la indigencia, la igualdad y la injusticia, etc. Su alienación le ha conferido la capacidad para reaccionar con rapidez a las cuestiones contemporáneas. Sin embargo, algunos críticos ven en esta singularidad una forma de obsolescencia, anacronismo y desconexión respecto a su contexto artístico directo. En cualquier caso, la artista parece percibir tales críticas como un precio justo a pagar por perseguir su ideal.

Bătrânu reside y trabaja actualmente en Bucarest.

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