Jacques Lacomblez nació en Bruselas en 1934. Autodidacta en todas las disciplinas artísticas que practicó, desarrolló un corpus multimedia de dibujos, pinturas y poesía, todo en el ámbito surrealista. Esta evolución se explica en parte por una fascinación por el romanticismo alemán, con el que Lacomblez se encontró a los 15 años y que llevó al joven artista a explorar la música de Richard Wagner y Gustav Mahler, el simbolismo de Charles Baudelaire, Stéphane Mallarmé y Arthur Rimbaud, la política de Karl Marx, las teorías psicológicas de Sigmund Freud y el conocimiento esquivo de las culturas orientales. Este periodo coincide con sus primeros cuadros, inspirados en los descubrimientos de Giorgio De Chirico, Max Ernst, Wassily Kandinsky y Piet Mondrian.
En el campo de la poesía, tras la influencia temprana de Jacques Prévert, el descubrimiento de André Breton y la escritura automática marcaron un punto de inflexión y un avance, aunque la influencia de referentes belgas más locales como Maeterlinck siguió iluminando su obra. Sus primeras publicaciones corrieron a cargo de ediciones L’Empreinte et la Nuit.
La de 1950 fue una década importante para Lacomblez. En 1952 celebró su primera exposición en la Galerie Saint-Laurent de Bruselas, un lugar conocido por el descubrimiento de nuevos talentos. A los pocos años conoció a la figura fundamental del surrealismo belga, René Magritte, y comenzó a frecuentar poetas del mismo campo, como E. L. T. Mesens, Achille Chavée, Marcel Havrenne, Marcel Lecomte y Paul Nougé. En 1956 conoció al responsable del periódico Phases, Edouard Jaguer, y participó en iniciativas de expansión en América y en toda Europa, en el marco de una colaboración que duró hasta 1966. Durante el mismo periodo, Lacomblez creó su propia revista, bajo el nombre de Edda, que se publicó entre 1958 y 1965, con un total de cinco números.
Tras conocer a André Breton en 1958, Lacomblez se instaló durante un año en el país de los cátaros, al suroeste de Francia, donde cimentó amistades con Jean Thiercelin, Adrien Dax y Christian d’Orgeix. Su posicionamiento entre Bruselas y París le permitió participar en los momentos más significativos de la pintura y la poesía surrealistas internacionales.
En 1955 participó en una exposición en el Museo de Bellas Artes de Lieja titulada L’Apport wallon au surréalisme. En 1959, formó parte de la Mostra Internazionale del Surrealismo organizada por la Galleria Schwarz en Milán. En 1961, su obra se exhibió en Nueva York, en la exposición Le Domaine des enchanteurs en la Galería D’Arcy. En 1964, el Palacio de Bellas Artes de Bruselas organizó una amplia muestra con ocasión de su 30º cumpleaños. Al año siguiente acudió a París para la Exposition des Surréalistes. En 1980 disfrutó de su primera retrospectiva en Polonia, concretamente en Poznan y Varsovia. Una exposición similar tuvo lugar en el Museo de las Artes de Ixelles en Bruselas en 1983. Para celebrar los 60 años de práctica artística, el Museo de Arte e Historia de Saint-Brieuc (Bretaña) organizó una retrospectiva en 2009. En 2014, con motivo del 80º cumpleaños de Lacomblez, la Galería Quadri de Bruselas organizó una retrospectiva de su obra titulada Images de 1951 à 2013, acompañada de la publicación de una monografía.
Bajo el título «D’Ailleurs le désir», Les Éditions Les Hauts-Fonds (Brest) publicó una antología de sus poemas.
