Joana Rêgo nació en Oporto en 1970. En 1995, estudió para convertirse en pintora y profesora de artes de enseñanza superior en Oporto (FBAUP). Entre 1998 y 1999, se benefició de una beca de la Fundación Calouste Gulbenkian y la Fundación de Desarrollo Luso-Americana, que le permitió cursar un máster en el Instituto de Arte de San Francisco. Tras graduarse al otro lado del Atlántico, amplió su formación académica con un doctorado que comenzó en 2006 y que se centraba en los «Modos de conocimiento en la práctica artística contemporánea». Ese mismo año, recibió una beca de la Fundación Luis Seoane en A Coruña para asistir al curso «Entre Imagen y palabra – Dobles lecturas».
Rêgo concebía su trayectoria artística como una vocación y una profesión. De hecho, nunca ha querido dejar de pintar. Aun así, considera que solo se ha ganado el título de «artista profesional» después de sus experiencias en la costa oeste estadounidense. Sin embargo, entiende lo precaria que puede ser la vida artística, por lo que compagina su práctica personal con un puesto de profesora.
Desde el punto de vista creativo, según Rêgo, el proceso lo abarca todo. Como ella misma dice: «Nunca estoy “sin trabajar”, no importa lo que haga, siento que es una parte de mi proceso creativo». Sus influencias son numerosas y diversas: viajes, problemas personales, su entorno, a menudo canalizadas a través de fuentes literarias. Todo es una oportunidad para la creación. Tanto es así, que la artista puede perder la noción del tiempo a medida que se pierde a sí misma en su proceso. Este equilibrio entre el arte y uno mismo es un componente principal de su obra. Tal como lo explica: «Me gustaría citar esta frase de Caspar Favid Friedrich, que me revela la esencia de ser un pintor y que puede aplicarse a cualquier otra área artística: “El pintor debería pintar no solo lo que ve ante él, sino también lo que ve en su interior. Sin embargo, si no ve nada en su interior, entonces debería dejar de pintar lo que ve en el exterior [sic]”. Esta frase me recuerda por qué me convertí en artista».
En cuanto al plano técnico, Rêgo usa pinturas acrílicas y, cada vez con más frecuencia, serigrafía. La primera es útil para crear bloques de color y diferentes capas, que es el principal enfoque composicional de la artista. La segunda permite la incorporación de imágenes apropiadas (como fotografías) en su propia obra, ampliando el campo de posibilidades.
A lo largo de su carrera, Rêgo ha recibido varios premios y reconocimientos:
Premio de Adquisición, 23.a Colectiva Socios del Árbol (2008); Mención de honor en pintura en el primer Bienio Internacional de Montijo (2008); primer premio de Arte Erótico – ARGO (2003); Subvención de la Comisión Tripartita (IAC, Gulbenkian y FLAD) por una exposición en solitario en Rotterdam en el marco del Proyecto de Capitales europeas de la Cultura Oporto-Rotterdam (2001); primer premio de pintura BCM-95 (ex aequo) (1997); primer premio de pintura en la 9.ª Bienal de Cerveira (1995).
