John Goudie Lynch nació en Glasgow en 1946. Estudió en la School of Art de Glasgow (1964–1968) y después enseñó arte en la Escuela Internacional de Ámsterdam antes de mudarse a Francia para vivir y crear. Su trayectoria es representativa de la riqueza cultural del proyecto europeo.
A primera vista, la obra de Lynch podría ser calificada como un retrato simplistamente descriptivo de figuras y época contemporáneas. Sin embargo, tras una inspección más exhaustiva, el espectador se da cuenta de las posturas ligeramente distorsionadas, las proporciones desiguales, las intensas y a veces extrañas expresiones de los personajes y las surrealistas situaciones en las que se encuentran. Algunos de ellos incluso cruzan la mirada con la del espectador, rompiendo la cuarta pared ilusoria de la pintura, e interactúan con él, ahora involucrado.
Este efecto es el resultado directo del enfoque metodológico de Lynch. A ojos del artista, el proceso de la pintura no es un asunto rígidamente planeado. Por el contrario, nunca utiliza dibujos o bocetos preparatorios, con el fin de evitar todas las ideas preconcebidas de un resultado final. Optando por una libertad que recuerda a la escritura automática, Lynch dibuja espontáneamente, presenciando el proceso en un «estado semisubliminal» que lo sitúa en parte como artista, y en parte como espectador. Armado con una herramienta para borrar y modificar a medida que avanza en la obra, todas las direcciones y posibilidades permanecen constantemente en juego a lo largo del proceso, que puede durar horas, días o incluso semanas. Mediante la prueba y el error, el artista adquiere progresivamente el control sobre la pintura y le confiere dirección. El resultado, en palabras del artista, es similar a una ensoñación.
A través de este proceso exploratorio se descubren aspectos íntimos, irónicos y oníricos del artista y de la personalidad de los espectadores.