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Jozef JANKOVIČ


(1937 - 2017)

Jozef Jankovič nació en Bratislava en 1937. Se formó en la Academia de Bellas Artes y Diseño de su ciudad natal entre 1956 y 1962, bajo la dirección del profesor Jozef Kostka. Su primera práctica, inspirada en el nouveau réalisme, puede calificarse acertadamente como escultórica y se encuentra íntimamente abierta a los espacios públicos y a sus componentes arquitectónicos. Antes de graduarse, ya gozaba de una reputación cada vez más relevante, habiendo expuesto su obra en su país natal, así como en Hungría, Polonia, Italia y Francia. Rápidamente, sin embargo, Jankovič fue objeto de un rechazo político respecto a su obra, y se le incluyó en la lista negra elaborada después de la primavera de Praga y el periodo de normalización (fue expulsado de la Unión Nacional de Artistas). En lugar de dejarse silenciar y desanimarse, Jankovič comenzó a explorar en su obra la censura y el intervencionismo autoritario en la cultura y los medios de comunicación.

Como resultado de la censura, Jankovič aprendió nuevas prácticas, como la infografía, la manipulación de imágenes e incluso la joyería.

Tal aprendizaje se inició ya en 1968, cuando Jankovič se rebeló contra las prácticas habituales durante las manifestaciones oficiales en las que se animaba a los ciudadanos a exhibir imágenes de Vladimir Lenin, Karl Marx y Joseph Stalin. En Private Manifestation, Jankovič sustituyó las figuras políticas previstas por un autorretrato pop art –estilo totalmente opuesto al realismo socialista– montado sobre la escultura de un cuerpo, que servía como base. La censura y el culto a la personalidad fueron los primeros objetivos del arte de Jankovič, que se erigió en defensa de las masas anónimas sometidas a un gobierno estricto.

Su lucha continuó en 1972 con su primera serie arquitectónica y distópica, que adoptó una visión irónica del proceso de normalización en Checoslovaquia. Equiparó lugares de aislamiento, como las prisiones, las salas de interrogatorio y las cámaras de tortura, con edificios gubernamentales, incluidas sus oficinas y salas de espera. Esta serie también introdujo uno de los motivos principales de Jankovič: el de la figura humana. Aquí, reducidos a simples números, los seres humanos se vuelven omnipresentes, enteros o fragmentados en extremidades desmembradas.

El morboso atractivo de la obra de Jankovič creció de la mano de su politización. El peso de sus temas se atenúa mediante una levedad absurda, pero aún así trágica. Sus personajes, lejos de ser pasivos, intentan resistirse a su destino, a menudo demoledor, pero con escaso éxito. En respuesta a las mentiras del arte propagandístico, representó a sus figuras no como los héroes que solían describirse, sino como las víctimas en las que se habían convertido. A partir de sus propias experiencias, su apoyo a los derechos humanos cruzó fronteras, y el artista se erigió en defensor de los oprimidos, los que carecen de voz y los marginados, con independencia de su procedencia.

Jankovič fue profesor en la Academia de Bellas Artes y Diseño de Bratislava entre 1994 y 2007.

Falleció en 2017.

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