Kaspars Teodors Brambergs nació en Letonia en 1974. El artista se graduó en el Departamento de Bellas Artes de la Academia de Arte en Letonia y, con una carrera profesional tumultuosa, ha irrumpido como una enérgica fuerza creativa. Su lenguaje se acerca a lo monocromático, y el blanco y el negro han sido durante mucho tiempo los únicos colores que explora. Cuando le aconsejaron que buscara más diversidad cromática, Brambergs exploró la textura en su lugar y recurrió a la química para encontrar un equilibrio de medios mixtos que enriqueciera y transmitiera su enfoque. Esto le llevó a utilizar materiales poco habituales, en su mayoría reciclados, como arena marina, lino, grava, carbón vegetal, dolomita y polvo de mármol, siguiendo una metodología cada vez más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Temáticamente, Brambergs hace especial hincapié en el diálogo: entre la obra de arte y el espectador, por supuesto, pero quizá más entre las propias obras de arte. De hecho, cree que una poesía exenta de palabras circula de una pieza a otra, y que cada nueva pintura se inspira en la anterior, se deriva de esta e «irradia» su energía a partir de esta última obra. Esta conceptualización de la serialidad la describe el artista a través de la palabra griega dynamis (véase la exposición homónima en la galería flotante NOASS), que, en su opinión, recoge de manera idónea la dinámica del poder comunicativo presente en su obra. Más recientemente, parece que la ‘fluidez’, como concepto, ha superado a la dynamis en lo que atañe a la construcción de series y la concepción de las exposiciones.
En 2008, tras la crisis financiera que obligó a muchos pintores a favorecer los lienzos de menor tamaño con el fin de facilitar las ventas y seguir siendo comercialmente viables, Brambergs eligió la monumentalidad, manteniéndose fiel a sus necesidades estéticas. Su aparente obstinación ha dado sus frutos, convirtiéndole en una figura de referencia en su escena, como lo demuestra su presencia en varias exposiciones internacionales que exhiben lo mejor del arte de Letonia. Sea cual sea la faceta del arte de Brambergs en la que uno se enfoque, es evidente que las tendencias no son lo suyo. De hecho, rara vez se preocupa por las expectativas y los comentarios. Como asegura, la relación del artista con el público y sus críticos no se basa en la satisfacción, sino en la colaboración necesaria.
Este impulso colaborativo está personificado en el arte de Brambergs. Cada creación o exposición constituye una invitación, una mano extendida que conduce a nuevas experiencias, enlazando el espacio personal y el de la muestra o exposición. La creación artística y la percepción del arte son las bases de una conversación que idealmente debe elevar a la humanidad y su condición en la tierra.
Un programa tan ambicioso ha ayudado a Brambergs a posicionarse como una figura central del arte contemporáneo letón. Candidato en dos ocasiones al prestigioso premio Purvītis (en 2010 por su exposición en la Galería D.Fab y en 2015 por Dynamis), ha llevado a cabo numerosas exposiciones individuales. En 2011 recibió el Premio Cultural Anual Diena. Posteriormente, en 2019, puso en marcha el proyecto Open Studio, con el que organiza en su propio estudio exposiciones temporales a las que invita al público a asistir.
