Martin Chirino nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1925. El artista, que adoptó el hierro como material artístico desde muy pronto, se empeñó en «forjar» su propio camino, incluso a una edad temprana. Su padre —supervisor de ingeniería naval en la empresa Blandy Brothers del Puerto de la Luz— quiso encarrilarle hacia la carrera naval que cursó durante unos años. Chirino vio entonces en el material industrial un potencial artístico que estaba deseando explorar. Comenzó sus estudios artísticos en 1944 en la academia del escultor Manuel Ramos en su ciudad natal. Tras trasladarse a Madrid, se matriculó durante un breve período en la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar Filología Inglesa, pero rápidamente abandonó estos estudios para asistir a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en la que se graduaría como profesor en 1952. Tras su graduación, Chirino se embarcó en viajes a París, Italia y Londres que marcaron su carrera. En la capital inglesa, completó su formación artística en la Slade School of Fine Arts, se maravilló con las esculturas sumerias, egipcias y otras esculturas arcaicas del Museo Británico y descubrió a maestros del modernismo como Julio González, Henry Moore, Jean Arp, Constantin Brancusi y Barbara Hepworth, que acabaron por influir en la escultura de Chirino.
Los viajes regulares a la costa del África Occidental marcaron los primeros años de la vida del artista y moldearon su ojo artístico y su búsqueda de la identidad. Así lo atestigua su primera serie, «Reinas Negras». Algunas obras de esta primera colección se mostraron en su primera exposición individual celebrada en el Ateneo de Madrid. En una exposición posterior en el Ateneo, Chirino es admitido en «El Paso», un grupo de artistas fundado en 1957 y formado por Antonio Saura, Manolo Millares, Manuel Rivera, Rafael Canogar, Luis Feito, Antonio Suárez, Pablo Serrano, Juana Francés, José Ayllón y Manuel Conde (el grupo se disolvería en 1960 por incompatibilidad de visiones).
Las exposiciones contribuyeron a consolidar el estatus de Chirino en todo el mundo. En 1959, se dedicó una sala entera del pabellón de España a su obra durante la Bienal de São Paulo. En 1962, cruzó el Atlántico para realizar su primera exposición individual en Nueva York (antes había presentado cuatro obras en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1960 como parte de una selección de Frank O’Hara), en la Borgenicht Gallery.
Los últimos años de la década de los años sesenta tuvieron un carácter más culturalmente político, a partir de la redacción del Manifiesto de El Hierro, que vinculaba la identidad canaria con el continente africano. Siguiendo el mismo impulso, suscribió el Documento Afrocán que se firmó en Madrid. A la firma del documento le siguió la organización de una exposición titulada «Afrocán» en la Galería Juana Mordó de Madrid. La exposición viajó a Nueva York, a la Grace Borgenicht Gallery, generando mucho interés y cobertura en la prensa. El simbolismo canario continuó con Lady Harimaguada (1996), que se convertiría en un símbolo de la ciudad y en un premio del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.
Los reconocimientos se fueron acumulando a lo largo de la carrera de Chirino: en 1980 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas por el conjunto de su obra; en 1985 se le concedió la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes; en 2004 la Fundación Real Casa de La Moneda le concedió el Premio Tomás Francisco Prieto de medallística; en 2007 fue nombrado hijo adoptivo de San Sebastián de los Reyes; en 2008 recibió el Premio Internacional Fundación Cristóbal Gabarrón de Artes Plásticas; en 2014 fue nombrado miembro honorífico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; en 2016 recibió el título de hijo adoptivo del municipio madrileño de Morata de Tajuña en el que residió sus últimos años.
En 2015 se inauguró la Fundación Arte y Pensamiento Martín Chirino en el Castillo de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria. Cuenta con un espacio expositivo que muestra la colección permanente de veinticinco piezas del artista, que ofrecen una sucinta retrospectiva de su trayectoria.
Chirino falleció en Madrid en 2019.
