Salvo, de nombre de Salvatore Mangione, nació en Leonforte, en la provincia siciliana de Enna, en 1947. En 1956 su familia se trasladó de Catania a Turín, que se convertiría en su ciudad de adopción. Comenzó a pintar a principios de los años sesenta y logró mantenerse económicamente vendiendo retratos baratos, paisajes y copias de Rembrandt y Van Gogh. En 1963 participó en la 121.ª Exposición de la Sociedad para la Promoción de las Bellas Artes con un dibujo de Leonardo, un primer indicio del interés por las reinterpretaciones del Renacimiento que mantendría a lo largo de su carrera.
Desde muy joven, Salvo se relacionó con el movimiento del arte povera en el Turín de los años sesenta. Tras participar en las protestas estudiantiles de París en 1968, el artista regresó a Turín inspirado por el fervor rebelde y empezó a frecuentar a miembros del movimiento del arte povera, como Giuseppe Penone y Germano Celant. Durante este período compartió estudio con Alighiero Boetti, y ambos ejercieron una influencia recíproca en la obra del otro. Desde un punto de vista puramente artístico, la práctica textual de Salvo mostraba una mayor afiliación con el arte conceptual, en concreto con el de Joseph Kosuth, Robert Barry y Sol LeWitt, que Salvo utilizaba para interrogar su propia identidad mediante gestos abiertamente narcisistas: una de sus obras de mármol características reza simplemente «Io sono il migliore» (Soy el mejor). De hecho, la búsqueda del yo y de la autosatisfacción narcisista, junto con su relación con el pasado y la historia de la cultura, se convirtieron en una parte fundamental de su investigación posterior.
En 1973 Salvo tomó una decisión crucial: se apartó del arte conceptual y se orientó hacia la pintura, medio al que se mantendría fiel durante el resto de su carrera. Sus creaciones se convirtieron en coloridos paisajes metafísicos y urbanos que recordaban no solo a Giorgio de Chirico, sino también a Rafael, Cosmè Tura y otros maestros del siglo XV. En la misma época se incorporó la temporalidad como tema y como narrativa, que se manifestó en caprichosos juegos de títulos, que hacían que muchas de sus obras recibieran nombres de estaciones, meses o momentos del día.
Salvo ha organizado diversas exposiciones individuales, por ejemplo, en el Museum Folkwang, Essen (1977); Mannheimer Kunstverein (1977); Kunstmuseum Lucerne (1983); Museum Boijmans Van Beuningen, Róterdam (1988); Musée d’Art Contemporain, Nîmes (1988); Villa delle Rose, Bolonia (1998); Galería de Arte Moderno y Contemporáneo, Bérgamo (2002); Galería Cívica de Arte Moderno y Contemporáneo, Turín (2007); y MASI (Museo d’Arte della Svizzera Italiana), Lugano, con Alighiero Boetti (2017). También participó en la documenta 5 (1972) y en las ediciones de 1976 y 1988 de la Bienal de Venecia.
Salvo falleció en 2015. Siguiendo sus instrucciones, se dio la vuelta a la inscripción de mármol «Salvo è vivo» (Salvo está vivo) (1973) para revelar su reverso «Salvo è morto» (Salvo está muerto). En 2016 la Galería Mehdi Chouakri de Berlín organizó la exposición Salvo è vivo, un homenaje al artista con obras de Haris Epaminonda, Douglas Gordon y Morgan Tschiember, Jonathan Monk, Claudia y Julia Müller, Bernd Ribbeck y Francesco Vezzoli. Ese mismo año se fundaron los Archivos Salvo en Turín, que organizaron una exposición de obras de Jonathan Monk dedicada al artista. En 2017 se organizó una doble exposición individual de Salvo y Alighiero Boetti en el MASI de Lugano, comisariada por Bettina Della Casa, y al año siguiente la exposición L’Almanach 18 en el Consorcio de Dijon acogió una sala dedicada a obras de Salvo. Le siguieron otras dos exposiciones personales: en la Galería Norma Mangione de Turín en 2019 y en la Galería Gladstone de Nueva York en 2020.
