Suzana Dan nació en Bucarest en 1976. Su infancia estuvo marcada por el desplazamiento, el aislamiento y la revolución rumana. Alentada por el cambio que supuso este acontecimiento histórico, Dan —apoyada por un nuevo sistema— se permitió tener esperanza, sentir curiosidad por el arte y la cultura, y, como le aconsejó su padre, adoptar una visión «romántica» de la vida. Gracias a este impulso, se matriculó en el Liceul de Arta Brașov (Escuela Superior de Arte de Brașov) y posteriormente en la Universitatea Națională de Arte București (1999) para estudiar arte. Poco interesada por las metodologías académicas estrictas, recabó información útil para incorporarla a su propia práctica y se dedicó a los cursos especializados. Un viaje a Italia también acabó influyendo en su inclinación por la creación y la experimentación de la exaltación estética.
Atendiendo este sentimiento de libertad creativa sin límites, Dan exploró, experimentó y encontró su voz en un contexto de rápida evolución del panorama del arte contemporáneo rumano, otorgando al surrealismo pictórico un toque irónico contemporáneo gracias a ciertas dosis saludables de humor. Con una perspectiva creativa en la que se equilibra lo micro y lo macro, cultiva el caos para revelar la singularidad y el propósito.
Paralelamente, también se esforzó por proteger este sentimiento, trabajando para el departamento de conservación y patrimonio del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de Optoelectrónica en Bucarest. Sus representaciones cuentan con el pulido estético de las artes gráficas y la publicidad, mientras que «guiña el ojo» al espectador a través de un simbolismo irónico, sus motivos y sus elecciones en la composición. El entusiasmo de Dan, no tan sutil, pero muy entretenido, por las alegorías fálicas, por ejemplo, es una manera eficiente de subvertir los tropos atemporales y crear un doble sentido para aquellos capaces de leer las imágenes en ambos sentidos.
Dan reside y trabaja en Bucarest.
