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Titina MASELLI


(1924 - 2005)

Titina Maselli nació en Roma en 1924. En general, su carrera puede dividirse entre dos países: Italia, donde fue conocida y respetada sobre todo como pintora, y Francia, donde trabajó como escenógrafa con gran éxito.

Desde el punto de vista artístico, su obra cuestionó dos de los principales movimientos que conformaron la vanguardia y la evolución artística de su Italia natal: el futurismo y el arte pop. El futurismo se manifestó en la obra de Maselli a través de su fascinación visual por el movimiento, el dinamismo y la velocidad y su traducción en formas, efectos y composiciones pictóricas. Mientras que la generación anterior a la Primera Guerra Mundial estaba fascinada con el poder del ejército, la motorización y los vehículos, Maselli centraba mucho más la atención en lo muscular, lo atlético y lo antropomórfico. Sus vertiginosos paisajes urbanos estaban repletos de ciclistas, boxeadores y bailarines, y eran una manifestación de la obsesión de la artista por la estética de la vida urbana, una faceta de su obra que se vio acentuada por su estancia en Nueva York.

Su afiliación al arte pop residía más bien en el uso del color y la representación de la forma humana: tendencias inspiradas en las prácticas publicitarias de la época en la que pintaba. Los colores vibrantes, los fuertes contrastes cromáticos y los contornos gruesos y oscuros despojaban a sus atletas de su individualidad y los impulsaban a una esfera de símbolos idealizados, a la manera de lo que hace la publicidad. Sin embargo, a pesar de la mezcla de influencias del futurismo y el arte pop, Maselli siguió siendo una figura independiente. Le preocupaba más la representación del conflicto que la de los propios objetos, y así lo transmitían, con gran habilidad, sus formas humanas.

En pocos años, llegó a ocupar un lugar prominente en la élite italiana: organizó de su primera exposición individual en la Galleria L’Obelisco en 1948, participó en su primera Bienal de Venecia en 1950 y consiguió su segunda exposición individual en la Galleria La Tartaruga en 1955, año en el que también regresaría a la Bienal. En esa época, Italia volvía a ser un centro cultural de primer orden, y figuras internacionales como Cy Twombly y Robert Rauschenberg se aventuraron a visitar la capital italiana.

El trabajo de Maselli como escenógrafa ganó protagonismo en Francia durante los años setenta, y la artista colaboró con figuras destacadas como Bernard Sobel, Jean Jourdheuil, Carlo Cecchi, Humbert Camerlo y Klaus Michael Grüber. Este aspecto de su trabajo, aunque indisociable de su pintura, estaba vinculado de manera singular y específica al arte del teatro y a la particular relación entre lo visual y la palabra. Maselli se esforzaba por permitir que el texto floreciera y habitara su espacio tridimensional. Dejaba a un lado la ilusoria planitud de la pintura en favor de diseños espaciales que permitían que la obra respirara, salpicada de silencios.

Maselli falleció en 2005.

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